lunes, 27 de julio de 2009

Mi palabra…


Ve amor, aún estoy aquí en donde me dejaste,
aún velando por lo nuestro.
No me he movido, te lo juro,
y me siento cada día más viejo.
Ha de ser el tiempo que se mueve
entre la gente y en las cosas de disímbola manera.

Sin embargo, cada día a las diez de la mañana
te recuerdo, tristemente, más por el respeto
que le tengo a mi palabra
que por la esperanza de volver a verte;
lo hago como ejercicio para que lo nuestro no se borre,
leo once minutos los poemas que en tu distracción
cuando te fuiste olvidaste,
y se mueven corazón,
todavía tiene vida,
todavía tienen el poder de arrancarme
de los ojos sangre blanca.

¿Cómo estas allá amor, aún me miras
de repente en la cara blanca de la luna?

Yo te extraño y respeto mi palabra de esperarte
sin preguntas todo el tiempo que haga falta;
sin embargo amor,
por mas que cuelgo la mirada
de las manecillas del reloj para que no se mueva,
en mi memoria se me escurre tu recuerdo,
-temo que te estás borrando-
y de nuevo cuando siento que eso pasa
meto la mirada y la conciencia en tus poemas,
y resulta corazón;
resulta que me llega en susurros el acento de tus besos,
me llega de tus playas como tenue brisa tu aliento,
y se nubla mi mirada,
y cierro tu poemario y se escucha la portada seca cual portazo;
y se encoge mi alma, y me empolvo de otro día,
y me quedo sordo escuchando tu silencio.

¿Cuándo vuelves, cuándo vienes a secar
de mis mejillas esa sangre blanca
y a soplar el polvo de mi alma?

No te apures corazón,
resuelve en calma los conflictos de tu alma,
ya veré mañana lo que invento
para engañar de nuevo al tiempo,
yo te espero,
yo te cumplo mi palabra.


Due® 27julio09

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